(Multimedia) Comentario: La región de Asia-Pacífico debe resistirse al proteccionismo y renovar su compromiso con la apertura

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BEIJING, 29 oct (Xinhua) — Mientras el crecimiento económico mundial se enfrenta a “vientos en contra” debido al aumento del proteccionismo, la próxima reunión de líderes económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés) en la República de Corea llega en un momento crucial.

El mundo está mirando a Asia-Pacífico, la región más dinámica e interconectada del planeta, para ver si podrá demostrar una vez más su determinación de optar por la apertura y la cooperación frente al aislamiento y la división.

Asia-Pacífico ha sido un motor esencial del crecimiento mundial en las últimas décadas. Hogar de un tercio de la población global y de casi la mitad del comercio internacional, la región se caracteriza por su diversidad económica y una aspiración compartida al desarrollo.

A medida que el mundo se enfrenta a crecientes incertidumbres y tendencias proteccionistas, Asia-Pacífico siente inevitablemente el impacto. Las barreras comerciales se acumulan, las rivalidades geopolíticas se intensifican y el sistema multilateral de comercio está sometido a una presión creciente.

Sin embargo, en medio de estos desafíos, el compromiso duradero de la región con la apertura, la asociación y el diálogo se destaca como una fuerza estabilizadora. Recuerda al mundo que la cooperación, y no la confrontación, sigue siendo el camino más convincente hacia la prosperidad compartida.

La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés), el mayor acuerdo de libre comercio del mundo que agrupa a 15 economías de Asia-Pacífico, constituye también un logro histórico en apoyo al multilateralismo.

Más recientemente, China y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés) firmaron el Protocolo de Actualización del Área de Libre Comercio 3.0, reforzando aún más la red regional de zonas de libre comercio de orientación global.

El éxito de Asia-Pacífico se ha basado no solo en su vitalidad económica, sino también en una convicción colectiva en la integración y el beneficio mutuo.

Desde los centros manufactureros de Asia Oriental hasta las economías digitales emergentes del Sudeste Asiático, la integración regional ha generado una prosperidad sin precedentes. Esta historia de éxito se construyó sobre la apertura, con mercados abiertos, diálogo abierto y libre intercambio de bienes, capital e ideas.

China y ASEAN firman el Protocolo de Actualización del Area de Libre Comercio 3.0, en Kuala Lumpur, Malasia, 28 de octubre de 2025. (Xinhua/Xing Guangli)

Este modelo de beneficio mutuo ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, ha transformado economías en desarrollo en innovadoras globales y ha fortalecido la confianza a través de la colaboración. Retroceder ahora sobre esos cimientos pondría en riesgo no solo la estabilidad regional, sino también la recuperación mundial.

Los intentos de desacoplamiento, ya sea en el comercio, la tecnología o las finanzas, ignoran la profunda interdependencia económica que define hoy a Asia-Pacífico. Las cadenas de suministro cruzan fronteras, las redes de producción abarcan industrias y la innovación prospera gracias a la colaboración transfronteriza.

Pretender cortar estos enlaces es tan erróneo como destructivo. Tales intentos proteccionistas solo debilitarían la eficiencia, aumentarían los costos y sofocarían la innovación. Además, la desvinculación contradice el espíritu de asociación que ha guiado el desarrollo de Asia-Pacífico durante décadas.

La región ha demostrado repetidamente que la cooperación y la apertura generan prosperidad compartida. El APEC debe seguir sirviendo como una plataforma inclusiva para promover el libre y justo comercio, la cooperación digital y el desarrollo sostenible.

China, que se mantiene firme en su compromiso con el verdadero multilateralismo y el regionalismo abierto, seguirá liderando los esfuerzos hacia una Asia-Pacífico más inclusiva.

Las propuestas de Beijing, como la iniciativa de la Franja y la Ruta, han reforzado la conectividad en Asia y más allá, construyendo infraestructuras, facilitando la logística y fortaleciendo los intercambios culturales y entre pueblos.

Desde puertos en el Sudeste Asiático hasta ferrocarriles en Asia Central, estos proyectos están remodelando el desarrollo regional y fomentando una mayor interdependencia.

Las lecciones de la historia son claras: cuando las economías construyen muros, invitan al estancamiento y la desconfianza; cuando tienden puentes, generan oportunidades compartidas.

La fortaleza de Asia-Pacífico radica en su diversidad económica y su interconexión.

A través de rechazar el proteccionismo y resistir al desacoplamiento, la región puede reafirmar su liderazgo en la promoción del libre comercio, la innovación y el desarrollo compartido. Al hacerlo, no solo salvaguarda su propio futuro, sino que también ofrece al mundo un ejemplo de cómo la cooperación puede imponerse sobre la confrontación y el aislamiento.