Entrevista: Tiwanaku, el 95% de una de las culturas más longevas de Sudamérica aún permanece sin descubrir
LA PAZ, 2 sep (Xinhua) — Tiwanaku, una de las civilizaciones más antiguas y enigmáticas de los Andes, se desarrolló en el altiplano boliviano entre los años 1500 a.C. y el 1200 d.C., y a pesar de su relevancia histórica, el 95 por ciento de su riqueza cultural permanece aún bajo tierra, afirmó Gonzalo Julio Choque Condori, director general ejecutivo del CIAAAT. En entrevista concedida a Xinhua, el directivo del Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y de Administración de Tiwanaku (CIAAAT) hizo un llamado a fortalecer la investigación mediante políticas culturales más claras y una mayor cooperación internacional. “Lo que está descubierto y se puede ver en los museos y al aire libre en el complejo representa apenas un 5 por ciento. Falta todavía un 95 por ciento que permanece bajo tierra y no ha sido excavado ni estudiado”, explicó el arqueólogo. Reconocido como un centro político y espiritual de gran influencia, Tiwanaku extendió su presencia por vastas regiones que hoy comprenden territorios de Bolivia, Perú, Chile y el norte de Argentina. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el 2000, en reconocimiento a su monumental arquitectura, sus conocimientos astronómicos y su extraordinario desarrollo cultural. “Tiwanaku es una de las culturas más importantes de Bolivia y de Sudamérica. Ha tenido gran relevancia arqueológica y, desde el año 2000, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”, indicó Choque. COOPERACIÓN INTERNACIONAL El director general ejecutivo del CIAAAT hizo hincapié en la necesidad de establecer alianzas que permitan avanzar en nuevos hallazgos. “Yo parto siempre de la premisa de que el tema académico y el investigativo deben ir de la mano. Sería muy importante que instituciones de investigación de China y de Bolivia firmen acuerdos y convenios que nos permitan trabajar de manera conjunta”, dijo. Estas colaboraciones, agregó, permitirían identificar similitudes culturales y establecer puentes entre civilizaciones a lo largo del tiempo. “Creo que los acuerdos y convenios deberían enfocarse en fortalecer la investigación y generar protección cultural a nivel mundial. Mi visión es trabajar de manera conjunta, sin divisiones ni fronteras, siempre en pro del patrimonio, la investigación y la conservación”, subrayó Choque. OBSTÁCULOS Y CONSERVACIÓN El arqueólogo también expresó su preocupación por las dificultades que enfrenta la investigación en Bolivia, al señalar la falta de políticas públicas claras y los obstáculos burocráticos como principales trabas. “Ojalá que en algún momento podamos generar, como Estado, mejores políticas para investigar y conservar. Directamente no se ha previsto un plan específico; a través de la cancillería se han hecho algunas gestiones, pero en lo que corresponde directamente a Tiwanaku, la burocracia ha dejado muchos aspectos rezagados”, señaló Choque. El trabajo reciente del CIAAAT se centra en la preservación del patrimonio cultural. “Durante muchos años se investigó y se recuperaron materiales, pero no siempre se les conservó adecuadamente. Ahora, nuestro esfuerzo principal es proteger y preservar lo que ya se ha encontrado”, apuntó. El directivo recordó que en los años 90 se construyó un museo con el objetivo de resguardar adecuadamente los hallazgos y garantizar su conservación para las futuras generaciones. ANTECEDENTES Y HALLAZGOS RECIENTES Aunque las investigaciones en Tiwanaku se remontan a más de 600 años, fue recién en la década de 1930 cuando comenzaron las excavaciones científicas sistemáticas. La más reciente gran investigación tuvo lugar en 2019, y sus resultados fueron presentados oficialmente en enero de 2021. Entre los hallazgos destacan vasijas ceremoniales con 15 piezas, la mayoría de cerámica, fechadas entre los años 300 y 400 d.C. Además de piezas de orfebrería con restos de objetos de oro que formaban parte de ofrendas rituales. También se encontraron restos óseos de llamas, aves y, de manera sorprendente, de peces extintos, lo que sugiere que la pesca tuvo un papel importante en la dieta de los tiwanakotas. Este “inédito hallazgo”, como lo calificó Choque, ofrece nuevas luces sobre las prácticas rituales y la cosmovisión de la fase Tiwanaku-Qeya, correspondiente al periodo comprendido entre los años 300 a.C. y 300 d.C. Choque subrayó que la fase Tiwanaku-Qeya es crucial para entender cómo una comunidad agrícola del altiplano se transformó en una de las culturas más influyentes de la antigua Sudamérica.