
Celia Esquivel Salguero en una transmisión sobre la industria del cangrejo de río en la ciudad de Qianjiang, provincia de Hubei, en el centro de China, el 3 de septiembre de 2021. (Xinhua/Wu Meng)
Especial: Influenciadora guatemalteca es testigo y protagonista del rápido avance de los intercambios culturales entre China y América Latina en la última década
WUHAN, 15 may (Xinhua) — En 2014, Celia Esquivel era una estudiante guatemalteca de Lengua y Literatura China. Estudiaba en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, ubicada en la ciudad china de Wuhan, y comenzó a compartir su vida en el país asiático a través de Facebook. En ese entonces, sus pocos seguidores estaban más interesados en la gastronomía china, los lugares turísticos y cómo escribir los complicados caracteres chinos.
En 2025, Celia ya es profesora del Departamento de Español en la Universidad de Wuhan, donde imparte cursos como “Historia y Pensamiento Latinoamericano”. Su cuenta de Facebook, “Chapina en China”, que ha cosechado más de 300.000 seguidores, sigue activa, y sus transmisiones en vivo han alcanzado más de 3 millones de visualizaciones por sesión. Actualmente, sus seguidores latinoamericanos se interesan más por cómo estudiar en China, los automóviles de nueva energía y los robots humanoides.
“En los últimos diez años, el intercambio cultural entre China y América Latina ha sido como un tren de alta velocidad que conecta rápidamente los corazones de los pueblos de ambas partes. Como una ‘influencer’ de América Latina, he tenido la suerte de ser testigo y participante de este viaje, documentando con mi cámara y mis palabras el intercambio cultural entre los pueblos”, afirma Celia.
Después de vivir casi 15 años en China, Celia, a sus 36 años, habla un mandarín fluido, e incluso ha adoptado un ligero acento de Wuhan tras años de convivencia con su esposo y su familia locales. El mes pasado, acudió a un hospital por un problema en la piel, y el médico, preocupado por una eventual barrera idiomática, le dijo: “Lo siento, no hablo inglés”. A lo que ella respondió con una sonrisa: “No hay problema, mi chino no está mal”.
A lo largo de estos 15 años, Celia se siente cada vez más cómoda viviendo en China. No solo porque le encantan los platos típicos de Wuhan, como los “reganmian” (fideos secos con salsa), y el pescado de Wuchang, sino también porque hay cada vez más elementos latinoamericanos en la ciudad.
“Cuando llegué a China, el aguacate, tan común en mi país, era raro y costoso. Costaba más de 20 yuanes (tres dólares) cada uno. Ahora, se puede comprar aguacates en muchos supermercados de Wuhan a precio razonable, e incluso muchas tiendas de té con leche lo usan como ingrediente común. También se han abierto más restaurantes latinoamericanos. ¡El sabor de mi tierra está al alcance de la mano!”, comenta emocionada.
El intercambio cultural no solo se limita a la gastronomía. En 2021, visitó un bar donde se reunían bailarines de ritmos latinos. Entre luces de mil colores y animada música, los bailarines y asistentes chinos se movían con entusiasmo. “Saqué mi celular y comencé a transmitir en vivo en Facebook, a un público de más de 3 millones de personas en Latinoamérica. ¡No podían creer que los chinos, considerados reservados, bailaran tan bien los ritmos latinos!”.
Hasta ahora, Celia ha realizado alrededor de 350 transmisiones en vivo y en muchas de ellas se ha repetido el asombro de sus seguidores al ver realidades distintas a los estereotipos, especialmente durante los primeros días del brote de la pandemia de COVID-19, en 2020.
En ese momento, decidió quedarse en Wuhan y, al ver tantas noticias falsas sobre la ciudad en redes sociales internacionales, empezó a documentar su vida diaria en medio de la pandemia. Desde la vacunación hasta las compras en línea y en supermercados, mostró al mundo una Wuhan organizada y solidaria, contraatacando rumores y aclarando hechos.
“Hasta hoy, muchos seguidores latinoamericanos me envían noticias sobre China para que las verifique”, dice. “Me alegra que confíen en mí y más aún que lo que hago ayude a mostrar una China real”.
Desde su perspectiva, los chinos también están conociendo más sobre América Latina. “Cuando llegué a Wuhan, no había ninguna universidad con carrera de español. Ahora, tanto la Universidad de Wuhan como la Universidad Normal de Huazhong tienen programas de este idioma, y la Universidad de Hubei incluso creó un Instituto de Estudios Latinoamericanos. Cada vez más chinos aprenden español y, con este idioma como llave, abren la puerta al mundo latino, promoviendo el intercambio entre China y América Latina”, afirma Celia.
En enero de 2023, contribuyó a que su “alma mater”, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, firmara un acuerdo de cooperación con la Universidad San Carlos de Guatemala, la única de naturaleza pública del país, iniciando programas de intercambio estudiantil y una interacción más frecuente entre ambos países.
El verano pasado, regresó a su país luego de cinco años de no hacerlo. Se sorprendió al ver que la presencia de elementos chinos había aumentado significativamente, desde productos hasta restaurantes. “Siempre quise preparar “jiaozi” (bolas de masa cocida similares a los raviolis italianos) para mi familia, pero antes no se conseguía vinagre ni harina chinos en Guatemala. El año pasado por fin pude cocinarlos, porque en los supermercados chinos ya se pueden comprar casi todos los condimentos de la cocina china”, relata.
Este año se conmemora el décimo aniversario del lanzamiento oficial del Foro China-CELAC. En la inauguración de la cuarta reunión ministerial del foro, celebrada el 13 de este mes en Beijing, se anunció que en los próximos tres años, China va a proporcionar a los países miembros de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) 3.500 becas gubernamentales, 10.000 oportunidades de formación en China, 500 becas para profesores internacionales del idioma chino, 300 oportunidades de formación para profesionales en reducción de la pobreza y 1.000 plazas de visita a China en el marco del programa “Puente Chino”. Además, se ejecutarán 300 proyectos de bienestar “pequeños y hermosos”, se promoverán activamente programas de cooperación en educación vocacional, como el Taller Luban, y se apoyará a los países miembros de la CELAC para que desarrollen la enseñanza del idioma chino.
De cara al futuro, Celia espera que el intercambio educativo entre China y América Latina logre mayores avances. “Espero que más estudiantes latinoamericanos puedan venir a China, conocerla y descubrir lo hermosa y real que es. También deseo que más chinos y empresas chinas se adentren en América Latina, y que el intercambio cultural y tecnológico beneficie a nuestra región”.