
Imagen del 14 de septiembre de 2025 de una artesana ordenando piezas de cerámica negra en un taller, en San Bartolo Coyotepec, en el estado de Oaxaca, México. (Xinhua/Li Mengxin)
(Multimedia) Especial: Barro negro, herencia familiar que brilla con nuevas generaciones de artesanas en el sur de México
Por José Gabriel Martínez y Li Xin
SAN BARTOLO COYOTEPEC, México, 19 sep (Xinhua) — En San Bartolo Coyotepec, en el estado mexicano de Oaxaca (sur), uno de los de mayor riqueza cultural del país, las manos de mujeres artesanas moldean desde hace siglos el barro negro.
Como una de las alfarerías más rigurosas y populares en México, cuyo origen se remonta hasta antes de nuestra era, con vestigios en las culturas zapoteca y mixteca del valle central de Oaxaca, el barro negro es una tradición que hoy enfrenta los retos de la modernidad y la globalización, al tiempo que se reinventa con nuevas generaciones que luchan por mantener vivo un legado milenario.
Dania Estefanía Simón, artesana de quinta generación, encabeza junto a su familia el taller Casa Mezquite, un espacio donde conviven la técnica ancestral del torno y las herramientas de la era digital.
A pesar de que su familia soñaba con verla convertida en abogada o médica, ella decidió estudiar Gestión Cultural para fortalecer el taller y las prácticas artesanales heredadas.
“Sin querer, la vida me llevó a darme cuenta de que lo que a mí me gusta y lo que a mí me apasiona, pues son cuestiones que tienen que ver totalmente con la cultura. De repente encontré una licenciatura que se llamaba Gestión Cultural y Desarrollo Sustentable, que fue la que me dio como un parteaguas para darme cuenta de lo que yo quería hacer”, contó a Xinhua.
Con esa formación, Dania comenzó a visibilizar por redes sociales un trabajo que durante generaciones se mantuvo en el anonimato, incluso cuando sus piezas viajaban al extranjero sin nombre ni rostro del autor.
“Tal vez si no hubiera comenzado a hacer el primer video con mucha pena, o el primer video donde no quería salir, no hubieran comenzado a llegar más visitantes, pero eso está haciendo que se logre el objetivo por el cual yo comencé, que fue visibilizar a mis papás, visibilizar nuestro taller, visibilizar nuestro trabajo”, dijo la artesana.
A su parecer, como joven, está dispuesta a seguir preservando esta técnica tradicional del torno. Además, destacó la función de los jóvenes en apoyar el uso de pago electrónico en talleres y la adquisición de informaciones por Internet, como convocatorias culturales.
“Me percaté de que a mí me gustaba hablar de los artesanos, pero no de los artesanos a los que visitan todos, sino del artesano que, por una u otra razón, su infraestructura es menor, su difusión es menor, que es diferente”, explicó Dania.
La joven artesana reconoce que los retos son enormes, la falta de infraestructura, el menor porcentaje de ganancia para artesanos, la copia de diseños y hasta las dificultades logísticas para exportar.
Por ello, defiende la creación de sellos de autenticidad para reconocer en su justa dimensión el trabajo artesanal y la utilización al máximo de oportunidades y conocimientos modernos.
Sandra Luz Salvador, madre de Dania, comparte una historia de vida marcada por el barro negro. Artesana de cuarta generación, aprendió desde niña observando a su madre y a su abuela.
Actualmente, con más de cuatro décadas dedicadas al oficio, dirige el taller familiar junto a sus hijos para crear disímiles piezas de barro negro con variados diseños y usos.
Sobre el proceso de realización de la reconocida artesanía, explicó que “lo primerito que se hace es ir a la mina que está allá, a unos tres o cuatro kilómetros de la población, a faldas del cerro”.
“Vas por el barro, que es nuestra materia prima. Llega, y como llega un poco húmeda porque es de las entrañas de la Tierra, la expones al sol para que se deshidrate mínimo uno o dos días”, detalló a Xinhua.
Luego, describió, se hidrata o remoja y se deja sedimentar, para quitar las impurezas. Cuando este proceso acaba, las artesanas y artesanos amasan el barro hasta suavizarlo y dar forma a cada pieza, que debe secarse al sol durante cuatro días en promedio o hasta que no queden manchas en el barro.
En total, el proceso suele durar unos 20 días, un esfuerzo que no ha sido siempre bien recompensado. Sandra reconoció que inicialmente rechazó la artesanía por las carencias que veía en su familia.
“Mi abuela era puro trueque: hacía piezas y traía carne, hacía piezas y traía petates, hacía piezas y no traía dinero. Entonces, yo ahí fue donde dije, no, la artesanía no te da. Pero la artesanía te da y te da muchas satisfacciones en la vida y a mí me ha dado las mejores”, recordó.
Hoy, la visión de Sandra es distinta, marcada por el orgullo de haber transmitido a sus hijos un legado que también decidieron abrazar. Y el impulso firme por su hija le ha dado más confianza y determinación de seguir ampliando su causa artesana. La familia ha empezado a dar talleres a niños y a asistir a ferias.
“A mí me daba miedo hacer lo que estoy haciendo. Sentía que no podía expresarlo, no les podía exponer, no podía decir qué es lo que estoy haciendo. Un día me dijo mi hija: ‘mamá, tienes que ser una artesana visible porque tú eres una artesana invisible, tú estás ahí y nadie sabe que tus piezas van por todo el mundo y yo te voy a hacer visible'”, contó Sandra.
La artesana indicó que la fuerza de mujeres como su hija es la que le ha impulsado.
“Así es como empecé a realizarme, pero hasta ahorita que ellos son grandes y que ya ellos pueden apoyarme en esto de decir, mamá tú puedes, adelante, hazlo, y es porque yo estoy acá”, dijo la artesana.
Desde su identidad zapoteca, comunidad indígena originaria de México, Sandra y su hija reivindican el barro negro como arte, sustento y orgullo.
Entre la tradición y la modernidad, el brillo característico de sus piezas sigue siendo símbolo de resistencia cultural frente a un mundo que amenaza con despersonalizar el trabajo artesanal.
“Que se siga preservando nuestro arte, porque lo de nosotros es un arte en el que expresas tus sentimientos”, deseó Sandra.
“Si estás enojada, lo expresas, y expresas si estás feliz, la pieza lo hace. Ahí he liberado mis mejores emociones, mis peores pensamientos, todo lo plasmas ahí”, concluyó.